FE

FE
Paz

Dejar Ir, Soltarse

Mi pasado ya no me tiene prisionera: pesares pasados, traumas desprecios, dolor y sufrimiento, violencia.
Yo creo en milagros y en un futuro lleno de alegría.
¡Adquiero el valor de dejar ir y soltar!
Me desprendo de todo lo material
de mis rencillas y Punto.
Ahora soy Feliz.

martes, 28 de junio de 2011

Reconocimiento Legal de las Uniones entre Personas de Igual Sexo


Hoy en día existe un buen número de personas que sufren viendo que su tendencia no es la normal y a la vez existe un grupo reducido de homosexuales que alardean de serlo muy aparte de no ahorrarse críticas e insultos contra el Papa, el Cardenal, Párrocos en si sobre la Iglesia y al estado (todos los nacidos en el territorio) por no acceder a sus peticiones, intentan que sus uniones sean equiparadas al matrimonio.
Como vemos se mueven el día de hoy en los medios de comunicación, hoy deseo compartir una reflexión sobre la gravedad de lo que ellos y ciertas autoridades pretenden, me basare sobre un documento de la Santa Sede documento reciente.
Inicio mi compartir aseverando con rotunda convicción y fe, que debemos rechazar todo lo que suponga marginación y discriminaciones injustas; en este caso de los homosexuales. Los homosexuales son personas y por lo cual las amamos, las reconocemos como hijos de Dios son nuestros hermanos.
Este es un problema moral grave debido a que todos estamos llamados a vivir la castidad y aunque la inclinación homosexual, que es objetivamente desordenada, las prácticas homosexuales, son un pecado grave y contrario a la castidad que debemos tener, honrando el sexto mandamiento de Dios.
No existe fundamento alguno para asimilar o tratar de establecer analogías entre las uniones de homosexuales y el designio que Dios nos señala para el matrimonio y la familia. El matrimonio es santo y se llama a los esposos a educarse para esa santidad, mientras que las relaciones homosexuales están en contraste de la ley natural y son intrínsecamente desordenadas
Nuestra Iglesia Católica respeta a los hombres y a las mujeres con tendencias homosexuales y les invitamos a vivir según la ley del Señor nuestro Dios. Debemos recordar que las prácticas homosexuales son pecados graves contra la castidad y la moral del ser humano.
Hoy frente al reconocimiento legal o a la supuesta equiparación con el matrimonio heterosexual, existe el deber de oponerse de manera clara y motivada, reivindicando incluso el derecho a la objeción de conciencia, buenas costumbres y moral.
Que debemos distinguir de las uniones homosexuales como un fenómeno privado y otra cosa es su reconocimiento legal, como modelo de la vida social, esto devaluaría a la Institución del matrimonio y obscurecería la percepción de valores morales morales fundamentales del ser humano y de la familia como institución principal de nuestra sociedad.
Por último, que si nuestras autoridades Municipales, Legislativas, Judiciales y/o Ejecutivo, se encuentra ante el primer proyecto de favorecer y reconocer libremente las uniones homosexuales, debo expresar clara y públicamente mi desacuerdo, como yo muchos votaron a favor otros en contra de las hoy autoridades elegidas, pero nuestro voto fue un acto de buena fe, pero su voto de estas autoridades es un acto gravemente inmoral en contra de los millones electores; que se encuentra entre ellos en voto de nuestros hermanos en tema y como democracia aceptamos y toleramos, pero no podríamos permitir un acto grave y reñido de la moral.
Luego de esta postura voy a expresarme con toda mi verdad, respeto y claridad sobre la cuestión en forma. Es lógico que me sitúe en una coherencia única con la Iglesia Católica, como católica que soy, pero también creo que nuestros hermanos de las diversas Iglesias Cristianas harán en su momento saber su posición.
¿Es un derecho la igualdad al matrimonio en las uniones homosexuales?
Este no es un ningún derecho, partiendo que el matrimonio se da entre un hombre y una mujer de donde nacerá la célula fundamental de toda sociedad humana. Otra cosa es que respetemos sus decisiones personales que no quebranta ningún derecho y que los adultos reclamen el derecho a vivir como quieran y a unirse con quien quieran. Nos parecerá bien o mal, pero nadie se lo puede impedir. Es lógico que la convivencia homosexual y cualquier otra convivencia se regulen por ley en cuanto a seguros, derechos de propiedad, comercio, etc. puedan existir, protegiendo lo comúnmente logrado. Otra cosa muy distinta es que se intente igualar la unión homosexual a la unión familiar en todos los efectos.
Aquí ya es distinto. Si se les da a estas uniones homosexuales el mismo rango que al matrimonio, se está cambiando radicalmente el concepto de matrimonio y de familia, en contra de la historia y de la opinión absolutamente mayoritaria de la sociedad. Y esto es muy grave.
Hoy además, de la presión de estos grupos, por desear que se equiparen estas uniones a la unión de la familia. ¿Con qué derecho se les puede negar esa equiparación, no a una pareja, sino a un grupo de homosexuales o de heterosexuales que quieran ser reconocidos como unidad familiar? ¿Por qué poner la condición de que estas uniones sean uno con uno, o una con una? Cualquier grupo podría reclamar otra forma de convivencia con el mismo derecho. Partamos de que sea por creación o por evolución el ser humano fue concebido en Macho y Hembra o en Varón y Mujer.
Ireth Isildr,28/06/2011; 20:48. Lima.

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