Erase en un país lejano dos aldeas que estaban separadas por un río caudaloso, pero más que el río los separaba diferencias enormes como era la soberbia de sus gobernadores, estas dos aldeas vivían en constante guerra por la incapacidad de tolerancia de sus gobernantes, pero los ciudadanos más sencillos habían visto que no era más que envidia del uno por el otro creyendo que él uno era más que el otro olvidándose de lo primordial que era su pueblo.
Estos hombres sencillos en secreto tendieron un puente entre ambas aldeas hacía la una a la otra prosperaba, todo iba bien hasta que el gobernador de la aldea del margen izquierdo del río se dio cuenta de lo que pasaba montado en ira mando cortar las lianas que unían al puente para comunicarse con la otra aldea, en su ira el gobernador no se dio cuenta que cortaba junto a las lianas la prosperidad de su aldea. Al poco tiempo de cortadas las lianas su pueblo empezó a sufrir hambre, enfermedad, ignorancia, carencia de todo debido a que su aldea no producía más que cocos y hasta estos empezaban a escasear, el gobernador en su soberbia castigaba mucho más a su pueblo, estando él en la plaza mayor escuchando las propuestas de sus aldeanos hubo un niño que entre la poca gente que ya quedaba levanto su débil voz y le llamo al gobernador a tender nuevamente el puente, pero este gobernador tenía el corazón endurecido en su soberbia y orgullo que no se daba cuenta que castigaba a su pueblo y hasta él mismo.
En la aldea pronto empezaron a morir los habitantes de inanición, las mujeres parturientas morían al no tener ayuda al parir a sus niños, los ancianos morían con mayor facilidad por la falta de alimento y medicinas, los enfermos igualmente, los niños y jóvenes se volvían delincuentes por la falta de conocimiento, nuevamente el gobernador tratando de solucionar este caos creado en su aldea se encontraba en la plaza mayor, ahora solo eran mucho menos que lo escuchaban, del medio de la asamblea el niño levanto su voz, el gobernador enfurecido pidió a sus guardias que sea castigado, el niño valientemente le pidió que le cediera unos breves minutos para hablar con la verdad, el gobernador por indicación de uno de los ancianos de los pocos que quedaban le cedió la palabra, el niño se aproximo al gobernador con un espejo y le dio para que se mirara en él, ¿qué ve usted señor gobernador?, el gobernador horrorizado le dijo quien este mendigo que me muestras; el niño con tranquilidad le dijo mi señor no es otra persona más que usted. El gobernador volviendo a contemplarse en el espejo pregunto a la asamblea y todos dijeron si mi señor es usted, pero como era posible esto; Yo que he vestido los mejores linos, las mejores sedas, he llevado las mejores joyas este hoy así; señor todo esto pasa porque no hay más comunicación con la aldea vecina, cuando tu vestías tus galas era porque tus sastres traían tus telas de la aldea vecina, tus joyeros las mejores piedras, tus zapateros los mejores cueros, por ello mi gobernador le digo que tienda nuevamente las lianas para unir las dos aldeas, ambas se necesitan para prosperar, no hay una más grande ni más rica que la otra porque la una depende de la otra.
El gobernador en un acto reflexivo se dijo es cierto lo que este pequeño me indica, pero como es posible que un pequeño me dé una lección así; bien lo hare “aldeanos volvamos a tender un puente pero que este sea más fuerte que el anterior y hagámoslo conjuntamente para salvar lo poco que queda de nuestra aldea.
Así en pocos días se estaba cumpliendo con tender el puente, ahora lo venia lo mejor como tender este puente si del lado derecho no habría nadie que tome las lianas para unir de nuevo el puente, pero grande fue la sorpresa del gobernador al ver del otro lado no tan solo a los aldeanos en estado de vigilia, sino que también los acompañaba el gobernador de ellos esperando ver que alguien pidiera ayuda, así fue que rápidamente se volvió a tender el puente.
Ahora de nuevo había comida, cultura, vestido, salud, educación para la aldea de la margen izquierda del río, ambas aldeas volvía ahora a surgir ahora unidas, pero un momento como es posible que solo uno de los niños se halla salvado de todo esto, se preguntaron los gobernadores, mando el gobernador de la aldea izquierda a traer a su ciudadano, lo interrogo ¿pequeño cómo es posible que tu solo seas el único que se haya salvado de toda esta desgracia?, el niño sonriendo extrajo de su bolsillo un mendrugo de pan ya enmohecido, extendiéndolo dijo: “esto me mantuvo con vida”, ambos gobernadores confundidos preguntaron ¿cómo que solo ello te mantuvo con vida?, “sí, mis señores”, cada vez que sentía hambre lo ponía debajo de mi lengua para sentir el sabor de la levadura porque así recordaba que solo bastaba un poco de esperanza para volver a levantar nuestras aldeas.
Los gobernadores avergonzados frente a tal enseñanza se abrazaron y dijeron cierto este pequeño nos ha dado a nosotros gobernadores de tantos hombres una gran lección más vale la unión, el dialogo, el respeto, la tolerancia que las guerras para cambiar el mundo, un anciano que había sido testigo de todo esto finalizo con una máxima que tiene muchos años desde el inicio del mundo “una mano lava a la otra y juntas lavan la cara”.
Simplemente escribo lo que nace de mi ser,aveces triste, otros alegres,muchas veces y si que son muchas la alegría es parte de mi ser!
No hay comentarios:
Publicar un comentario